ABURRIDO

Un día andaba yo... aburrido,
andaba por ahí sin saber por donde,
hasta que...
con una vieja maceta tropecé;
de planta muerta, muy muerta,
tierra seca, dura.

Y la vacié como vacío mi día.
Y la llené tirándole piedras como apedreada mi alma.
Y le clavé una regla de madera como reglada mi vida.
Y la regué hasta rebalsar como rebalsados mis ojos.

Por esas noches...
esas que triste lloré,
esas que triste morí,
para que viva lo que yo
no.

Al año,
los milímetros cansados,
se despidieron invisibles casi
y los centímetros dominaron.
Crecieron con fuerza.

Hoy son un metro hermoso.
Mi metro,
sin pulgadas ni otros bichos,
donde contemplo la medida,
la medida de mi aburrimiento
aburrido de mi.